La cestería es una práctica artesanal milenaria qué surge de manera espontánea en diversas culturas. Desde tiempos remotos, los seres humanos han caminado impulsados por sus necesidades entrelazando redes y cestos con fibras vegetales propias de su entorno natural, siendo una experiencia compartida que abre espacio para la construcción de identidades culturales. La cestería es una práctica que antecede, inclusive, a la cerámica y alfarería (Alfaro, 1984), los primeros grupos humanos utilizaron inicialmente para sus menesteres los vegetales y luego los barros cocidos, ya que, les otorgaba mayor facilidad recolectar plantas, tallos y hojas (Lago, 1971, p. 42). En Chile, los vestigios arqueológicos más antiguos de cesterías datan del 6.000 a.C., pertenecieron a la cultura atacameña de la zona norte del país, se trataron de canastos elaborados en diseño espiral o de técnica aduja, estos fueron creados con fines ceremoniales y domésticos (Piñeiro, 1967, p.6).

 

La artesanía de Hualqui se caracteriza por la elaboración de piezas utilitarias y decorativas como individuales, canastos, fuentes, jarros, floreros, paneras y costureros, los que cuentan con aplicaciones de colores alcanzados a través de anilinas y vegetales. Si bien antiguamente el oficio se llevaba a cabo por campesinos, hoy en día es realizado por diez mujeres del área urbana de la comuna, las que almacenan un conocimiento cabal sobre la materia prima y su extracción. La confección de artesanías en coirón ha sido enfocada hacia su venta, pese a que existieron casos puntuales en que se practicó el intercambio de piezas por productos agrícolas, ésta no fue una experiencia establecida o masificada.

Aunque no existen vestigios documentales que puedan datar con precisión la época de inicio de este oficio en Hualqui, la memoria y testimonio de sus protagonistas y habitantes lo establecen desde la fundación de la comuna en 1756.

 

La preparación inicial de las materias primas consiste en el proceso de secado. Este, es realizado en los hogares – talleres de las artesanas posterior a la recolección. El chupón, una vez despojado de sus espinas y cortado en hebras, es agrupado en manojos pequeños de 10 a 12 centímetros de diámetro a razón del puño de la mano. Luego es secado al sol sobre planchas de zinc en sus patios y/o techos, por una semana aproximadamente o hasta que su color comience a aclarar. En tiempos de invierno, se pueden secar ambas fibras en estufa de leña, pero no es una técnica masificada dentro de la práctica debido a que por dentro la fibra puede quedar húmeda, y así reverdece al tejerlo. En cuanto al coirón, este es limpiado manualmente de posibles residuos, para luego realizar los mismos paquetes que al chupón sellado con una amarra. El secado del coirón es realizado bajo el sol y únicamente con la luz del día, por las noches es guardado bajo techo para evitar que se humedezca, ya que su color, al igual que él chupón, se altera al tener humedad. El tiempo estimado para su secado es de dos semanas aproximadamente o hasta que su tono cambie a blanco brillante.

 

La fase de producción en el tejido del coirón se inicia una vez que la herramienta y los materiales se encuentran preparados, es decir: cortados, limpios, apilados en paquetes, secos y con tonalidad clara. La herramienta utilizada para tejer la cestería es la “aguja de palo de paraguas”, estas agujas son elaboradas por las mismas artesanas con palillos de paraguas antiguos (metal), los que son cortados y afilados, su longitud es de 10 centímetros aproximadamente. Debido a la rigidez de las fibras, los materiales no pueden ser tejidos con una aguja normal, palillo o crochet.

La aduja o espiral es la técnica utilizada para la cestería en coirón de Hualqui.

Para el caso de Hualqui y su cestería, la técnica consiste en juntar un extenso y delgado atado de fibras de coirón o coironcillo, formando un cordel que va uniendo y cosiendo él chupón que envuelve por fuera al coirón en espiral. Este cordel es el que da vueltas circulares en espiral sobre la base de inicio en el centro. Cabe indicar que los diseños de la cestería de Hualqui son siempre ovalados o circulares.

De las dos materias primas de la cestería de Hualqui, el chupón es el que se tiñe. La tintura es opcional, fue integrada durante el siglo XX y pueden confeccionarse piezas con o sin color. En el caso de teñir, se selecciona una porción de hilas secas de chupón las que son puestas en agua hirviendo dentro de una olla, de greda o aluminio, mientras se cubre el piso con cartón. El agua contiene la anilina para fibras vegetales, jugo de un limón y 1 kilo de sal fina o gruesa. La sal y el jugo de limón se emplean para dar mayor adhesión del color a la fibra. El chupón se deja hervir entre 20 a 30 minutos, revolviendo de vez en cuando y cuidando que las hilas no se rompan. Una vez tinturadas, son retiradas con sumo cuidado y puestas sobre un paño para estilar, en seguida se almacenan en manojos o se tejen inmediatamente. Los colores tradicionales utilizados en la cestería de Hualqui son: fucsia, morado, verde, amarillo, naranjo y calipso. Este teñido con anilinas correspondería a una innovación en la práctica, que ha sido introducida en respuesta a las solicitudes de color por parte de los clientes.

En el caso de teñir con tinturas naturales, el proceso va a depender del vegetal a usar, aunque aún así, se le incorpora sal y jugo de limón. Entre los vegetales utilizados por las tejedoras para dar color a sus obras destacan: cebolla, maqui y zarzamora. Este tipo de teñido habría sido incorporado desde el inicio de la cestería de Hualqui.